lunes, 28 de noviembre de 2011

Dia de la Soberania Nacional: La Vuelta de Obligado

Este lunes es feriado, ¿pero de que se trata? El año pasado se instauró el 20 de noviembre como Día de la Soberanía Nacional, en conmemoración de la Batalla de Vuelta de Obligado. Una fecha obligada por la “historia oficial”, con el fin de olvidar u ocultar todo lo que concierne a Juan Manuel de Rosas.
En 1845, Gran Bretaña y Francia eran los países más poderosos del mundo y tenían como objetivo seguir expandiendo sus mercados, por esta razón pretendían transitar y comerciar libremente por el Rio de la Plata y todos los Ríos interiores como el Paraguay y el Uruguay hasta llegar a Asunción y Corrientes. Eran los tiempos post-Revolución Industrial y la navegación a vapor desarrollada permitía recorrer grandes distancias en menos tiempo. Los europeos creyeron que con la exhibición de sus imponentes 11 buques de combate, detrás de los cuales venían 90 navíos mercantes alcanzaría para impresionar a los argentinos.
Pero no fue así, Rosas, que por segunda vez gobernaba la Provincia de Buenos Aires estaba a cargo de las Relaciones Exteriores de la Confederación. El gobernador conocía de las anotaciones de Hipólito Vieytes, quien ya en 1811, poco después de la Revolución de Mayo, había recorrido la costa del río Paraná buscando un sitio ideal en donde poder montar una defensa contra un hipotético ataque de naves realistas. Para este propósito consideró al recodo de la Vuelta de Obligado como el sitio ideal, por sus altas barrancas y la curva pronunciada que obligaba a las naves a recostarse para pasar por allí.
Entonces, el 13 de agosto de 1845 se le dieron instrucciones a Lucio Norberto Mansilla (padre del destacado escritor Lucio V. Mansilla) para construir baterías costeras artilladas en el Paraná, quien hizo tender tres gruesas cadenas de costa a costa, sobre 24 lanchones.(Como una especie de “piquete fluvial”). En la ribera derecha del río montó 4 baterías artilladas con 30 cañones, los que eran servidos por una dotación de 160 artilleros.
Además, en las trincheras había 2.000 hombres, la mayor parte gauchos asignados a la caballería, y también participaron tropas del Segundo batallón de Patricios, al mando del coronel Ramón Rodríguez, jefe del Regimiento.
En el río estaba estacionado un único buque de guerra, el Republicano, que al mando de Tomás Craig tenía como misión cuidar las cadenas que cruzaban el río. Aprovechando el relieve de la costa del río Paraná en ese lugar, Mansilla dispuso a gran parte de su tropa en la especie de playa baja ubicada antes de las barrancas que en ese punto tienen casi 20 metros de altura; considerando acertadamente que los invasores anglo franceses atacarían con su artillería primeramente a las baterías argentinas ubicadas en lo alto, de este modo las tropas patriotas ubicadas en la parte baja podían hostigar la aproximación a las costas de los navíos invasores.
En la mañana del 20 de noviembre, los barcos extranjeros intentaron avanzar, pero la heroica resistencia criolla buscó detenerlos. El enemigo, aunque pudo franquear el paso hacia el Paraná, no pudo ocupar las costas que era de una vital necesidad estratégica. Luego de una larga jornada de lucha, que terminó a las 8 de la noche, los criollos sobrevivientes se replegaron.

A pesar de las grades bajas de nuestra defensa, que contaba con una gran desventaja no solo en hombres sino en tecnología militar. La firmeza con que la Confederación Argentina defendió la soberanía disuadió a los invasores de nuevos intentos y los obligó a la negociación, quienes si bien lograron pasar la barrera impuesta por los argentinos, cuando llegaron a destino no pudieron comerciar, pues se había generado un sentimiento de patriotismo importante.
Los ingleses levantaron el bloqueo en 1847, mientras que los franceses lo hicieron un año después. La firme actitud de Rosas durante los bloqueos le valió la felicitación del general San Martín y el sable que lo acompaño en toda la guerra de la independencia debido a “la firmeza con que ha sostenido el honor de la República”.
El espíritu de resistencia manifestado en la Vuelta de Obligado terminó de ratificar nuestra condición de Nación libre, independiente y soberana. Despues de mucho tiempo, esta parte olvidada de nuestra historia, vuelve para hacernos recordar, que este país unido puede soportar cualquier frente externo que quiera doblegar nuestra soberanía como país autónomo. Porque en aquellos años, habían profundas disputas internas en el seno de nuestra incipiente Argentina, pero la unión hizo la fuerza. Y con coraje y heroísmo, esa joven Nacion no se dejo arrastrar por las dos máximas potencias de aquel entonces, que venían a llenar sus arcas a costa nuestra. Pero en nuestra costa, encontraron la horna de su zapato, o las cadenas para sus barcos. Y se dieron cuenta, como dijo San Martin, tras esa proeza de Obligado “que los argentinos no somos empanadas que se comen sin trabajo que abrir la boca”.

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